D’Arena , me apellidaban,
y no sé porqué motivo,
seria, tal vez,
por esa tierra que caía de la cabesa
pasando por mi ombligo,
hasta lo más hondo de mi pansa
llegándome a los pies.
Ya ve uste, y así ca’ ratico.
Que digo yo, que puestos
a echarme mierda
ya podían haber traío
de la playa fina arena,
y de esa forma no me atrasaría.
Y luego pa na,
Porque a mí nadie me pregunta
la hora que es,
si es muy tarde, es que en la barriga
tierra tengo.
Y si no ,espero que venga Don Manuel,
con su traje y su corbata,
y en cuanto se deshaga el nuo,
ha terminao del trabajo
y ya son las tres.
Me hubiera gustao ser uno de esos,
de los de ahora, con ese ritmo sonoro,
y dando campanas ca’media hora.
Con mis agujas brillantes,
una detrás de la otra, entrambas,
contando los días y contando la historia.
Pero d’arena me apellidaron,
Y no me quea otra,
aguantar a que me manoseen,
dándome más vueltas que una peonza.
Emuñoz.